martes, 9 de noviembre de 2010

El Origen de la Edad Media

ORIGEN DE LA EDAD MEDIA


La Edad media se extiende desde la caída del Imperio romano (siglo VI d.C.) hasta el siglo XV con el Descubrimiento de América, la invención de la imprenta y la caída del Imperio bizantino.

Tras la caída del Imperio romano se produce en Europa un tiempo de inestabilidad política provocada por las invasiones de algunos pueblos germánicos o por las discordias de los pueblos ya asentados. 
Estas invasiones fueron causadas por el temor de un ataque por parte del ejercito de Atila el Huno, con esto, los pueblos fueron tomando distintos territorios de Europa como se puede apreciar en la imagen.












  

lunes, 8 de noviembre de 2010

domingo, 7 de noviembre de 2010

Pueblos Germanos

PUEBLOS GERMANOS

Los pueblos germanos o germánicos fueron una etnia originaria del norte de Europa y que compartían el uso de las lenguas germánicas como idioma, estas tribus ocupaban la región ubicada al norte del Imperio romano, conocida como Germania. Las tribus germánicas más conocidas son los godos, (visigodos y ostrogodos) los sajones, los alamanes, los lombardos, los francos, los burgundios, los vándalos y los suevos. A pesar de constituir tribus separadas, los germanos poseían características muy similares.


Invasiones Bárbaras

Variedad de Reinos

Las invasiones bárbaras desde el siglo III habían demostrado la permeabilidad del limes romano en Europa, fijado en el Rin y el Danubio. La división del Imperio en Oriente y Occidente, y la mayor fortaleza del imperio oriental o bizantino, determinó que fuera únicamente en la mitad occidental donde se produjo el asentamiento de estos pueblos y su institucionalización política como reinos.

Fueron los visigodos, primero como Reino de Tolosa y luego como Reino de Toledo, los primeros en efectuar esa institucionalización, valiéndose de su condición de federados, con la obtención de un foedus con el Imperio, que les encargó la pacificación de las provincias de Galia e Hispania, cuyo control estaba perdido en la práctica tras las invasiones del 410 por suevos, vándalos y alanos. De éstos, sólo los suevos lograron el asentamiento definitivo en una zona: el Reino de Braga, mientras que los vándalos se establecieron en el norte de África y las islas del Mediterráneo Occidental, pero fueron al siglo siguiente eliminados por los bizantinos durante la gran expansión territorial de Justiniano I (campañas de los generales Belisario, del 533 al 544, y Narsés, hasta el 554). Simultáneamente los ostrogodos consiguieron instalarse en Italia expulsando a los hérulos, que habían expulsado a su vez de Roma al último emperador de Occidente. El Reino Ostrogodo desapareció también frente a la presión bizantina de Justiniano I.

Un segundo grupo de pueblos germánicos se instala en Europa Occidental en el siglo VI, de entre los que destaca el Reino franco de Clodoveo y sus sucesores merovingios, que desplaza a los visigodos de las Galias, forzándolos a trasladar su capital de Tolosa (Toulouse) a Toledo. También derrotaron a burgundios y alamanes, absorbiendo sus reinos. Algo más tarde los lombardos se establecen en Italia (568-9), pero serán derrotados a finales del siglo VIII por los mismos francos, que reinstaurarán el Imperio con Carlomagno (año 800).

En Gran Bretaña se instalarán los anglos, sajones y jutos, que crearán una serie de reinos rivales que serán unificados por los daneses (un pueblo nórdico) en lo que terminará por ser el reino de Inglaterra.

Los Francos

LOS FRANCOS

Entre los años 355 y 358, el emperador Juliano intentó dominar las vías fluviales del Rin bajo el control de los francos, y una vez más volvió a pacificarlos. Roma les concedió una parte considerable de la Gallia Belgica, momento a partir del cual pasaron a ser foederati del Imperio romano, aunque el emperador forzó el retorno de los camavos a Hamaland (un distrito ahora holandés en la actual Güeldres). De este modo, los francos se convirtieron en el primer pueblo germánico que se asentó de manera permanente dentro de territorio romano. El holandés hablado en Flandes (Bélgica) y Holanda tiene su origen en las lenguas de origen germánico habladas por los francos.

Algunos francos prosperaban en suelo romano, como Flavio Bauto y Arbogastes, militares que apoyaban la causa de los romanos, mientras que otros reyes francos, como Malobaudes se oponían a los romanos dentro del Imperio. Después de que la caída de Arbogastes tras su suicidio en la Batalla del Frígido, su hijo Arigio logró establecer un condado hereditario en Tréveris, y después de la caída del usurpador Constantino III, algunos francos apoyaron al usurpador Jovino (411).

A pesar de ser aliados de Roma —de hecho contribuyeron a defender las fronteras tras el paso de las tribus germánicas por el Rin en el 406— desde la década de 420, los francos aprovecharon la decadencia de la autoridad romana sobre la Galia, para extenderse al sur, de manera que fueron conquistando gradualmente la mayor parte de la Galia romana al norte del río Loira y al este de la Aquitania visigoda.

La invasión de los francos presionó hacia al suroeste, más o menos entre el Somme y la ciudad de Münster (en la Renania del Norte-Westfalia actual), y avanzó por la región parisina, donde terminaron con el control romano que ejercía Siagrio en el 486, y prosiguió hacia los territorios al sur del río Loira, de donde se expulsó a los visigodos a partir del 507.
CLODOVEO Y LA CREACIÇON DEL REINO DE LOS FRANCOS



El bautismo de Clodoveo I, que le convirtió en el primer rey franco cristiano.
Clodoveo I, hijo de Childerico I, comenzó una política de expansión de su autoridad sobre las otras tribus francas y de ampliación de su territorio al sur y oeste de la Galia. Así, comenzó una campaña militar con la intención de consolidar los varios reinos francos en la Galia y Renania, dentro de la cual se enmarca la derrota de Siagrio en 486. Esta victoria supuso el fin del control romano en la región de París.
En la Batalla de Vouillé (507), Clodoveo, con la ayuda de los burgundios, derrotó a los visigodos, expandiendo su reino al este, hasta los Pirineos. Tras esta batalla, Gregorio de Tours indica que Clodoveo llevó a cabo campañas para eliminar a los demás reyes francos, tanto ripuarios como salios.
La conversión de Clodoveo al cristianismo, tras su matrimonio con la princesa católica burgundia Clotilde en 493, pudo haber ayudado a acercarle al papa y a otros soberanos cristianos ortodoxos. La conversión de Clodoveo supuso la conversión del resto de francos. Al profesar la misma fe que sus vecinos católicos, los recientemente cristianizados francos encontraron mucho más fácilmente su aceptación por parte de la población local galo-romana que otros pueblos germánicos cristianizados de fe arriana, como los visigodos y ostrogodos, los vándalos, los lombardos o los burgundios. De esta forma, los merovingios dieron lugar a la que con el tiempo sería la dinastía de reyes más estable de Occidente. La dinastía merovingia fundada por Clodoveo toma su nombre de Meroveo, su antepasado germánico leyendario y casi divino, que da legitimidad a su reino.
Esta estabilidad, sin embargo, no se extendía a la vida cotidiana durante la era merovingia. Los francos eran ante todo un pueblo guerrero, una característica que lógicamente impregnaba todos los aspectos de su cultura. Aunque en tiempos de los romanos existía un cierto grado de violencia (sobre todo en la etapa final), la introducción de la práctica germánica de recurrir a la violencia para solventar disputas y conflictos legales llevó a un cierto grado de anarquía al final de esta época. Esto afectó al comercio, que se llegó a verse interrumpido ocasionalmente, dificultando de manera creciente la vida cotidiana, lo que desembocó en una progresiva fragmentación y localización de la sociedad en villas. La alfabetización, aparte de los pocos eruditos eclesiásticos, era prácticamente nula, como en toda la Europa occidental.
Los soberanos merovingios, siguiendo la tradición germánica, tenían la costumbre de dividir sus tierras entre los hijos supervivientes, ya que carecían de un amplio sentido de la res pública, concebían el reino como una propiedad privada de grandes dimensiones. Esto dio lugar divisiones territoriales, segregaciones y redistribuciones, reunificaciones y nuevas particiones, en un proceso que originaba asesinatos y guerras entre las distintas facciones. Esta práctica explica en parte la dificultad de describir con precisión tanto las fechas como las fronteras geográficas de cualquiera de los reinos francos, así como de determinar con precisión quién gobernaba en cada una de las regiones. El bajo nivel de alfabetización durante el periodo franco agrava el problema, ya que se conservan muy pocos documentos escritos.
El área franca se expandió aún más bajo el reinado de los hijos de Clodoveo, llegando a cubrir la mayor parte de la actual Francia (con la expulsión de los visigodos), pero incluyendo también zonas al este del río Rin, tales como Alamannia (el actual sudoeste de Alemania) y Turingia (desde 531); Sajonia, en cambio, permaneció fuera de las fronteras francas hasta ser conquistada por Carlomagno siglos más tarde. A su muerte en 511, repartió el reino entre sus cuatro hijos, hasta que su hijo Clotario I reunió temporalmente los reinos, tras él, los territorios francos volvieron a dividirse en 561 en Neustria, Austrasia y Borgoña, que habían sido anexionadas por los francos por medio de matrimonios e invasiones.
En cada reino franco, el mayordomo de palacio ejercía las funciones de primer ministro. Una serie de muertes prematuras que comenzaron con la de Dagoberto I en 639 desembocaron en una sucesión de reyes menores de edad. A comienzos del siglo VIII, esto había permitido a los mayordomos austrasios consolidar el poder de su propio linaje, lo cual llevó a la fundación de una nueva dinastía: los carolingios.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Dinastía Merovingia

DINASTIA MEROVINGIA

La dinastía merovingia fue una familia de estirpe germánica que gobernó la actual Francia, Bélgica, una parte de Alemania y de Suiza entre los siglos V y VIII. Eran descendientes de Meroveo, jefe militar franco, fundador de la dinastía. El primer representante histórico de la dinastía merovingia, Childerico I, hijo de Meroveo, dominó la antigua provincia romana de Belgica Segunda que comprendía los territorios de Ciuitas Remorum, Ciuitas Suessionum, Ciuitas Veromanduorum, Ciuitas Atrebatium, Ciuitas Silvanectum, Ciuitas Bellovacorum, Ciuitas Ambianensium, también conocida como Ambianorum, Ciuitas Morinorum, Ciuitas Camaracensium, antigua C. Nerviorum, Ciuitas Catalaunorum y Ciuitas Bononensium.

Los francos fueron el pueblo germano que se estableció de forma mas duradera y su aporte es incuestionable para la futura restauración del imperio, ya que estos tuvieron una gran incidencia en defender Roma, en los campos catalúnicos de la insistencia de los hunos.

Los prinicpes merovingios denominaods holgazanes entregaron las funciones politicas a los mayordomos de palacio. Carlos Martel fue uno de estos mayordomos, que tras detener a los musulmanes en la batalla de poitiers y empieza a expandir el imperio, su hijo pipino el breve destrona al último rey merovingio para comenzar con la dinastía carolingia.

Dinastía Carolingia

DINASTIA CAROLINGIA

Se conoce como Dinastía Carolingia, Carolingios o Carlovingios, al linaje de reyes francos que gobernaron Europa Occidental entre los siglos VIII y X. Su nombre deriva de su fundador, el mayordomo de palacio y vencedor de la batalla de Poitiers, Carlos Martel.
La dinastía deriva del matrimonio de los hijos de Arnulfo de Metz y Pipino el Viejo, ambos descritos por Fredegario como los señores más importantes de Austrasia. La familia consolidó su poder desde el segundo tercio del siglo VII consiguiendo que el oficio de mayordomo de palacio fuese hereditario, y convirtiéndose así en los verdaderos gobernantes de los francos; mientras que los reyes merovingios quedaban reducidos a un papel nominal.


 
El mayordomo de palacio Pipino el Breve (hijo de Carlos Martel y descendiente de Pipino el Viejo) logró destronar a su rey merovingio Childerico III, y ser reconocido rey de los francos con apoyo del Papa. Pipino fue sucedido en el trono franco por Carlos (Carlomagno) y Carlomán. El primero, años más tarde, expandiría su poder por gran parte de Europa Occidental y sería coronado emperador por el Papa en la Navidad del año 800 en Roma.

En esta dinastía, aparece el Imperio carolingio, como es llamado por los historiadores el vasto territorio que unió Carlomagno bajo su reinado, el cual es un periodo derivado de la política de Pipino y Carlomagno. Este se disgregó pocas décadas después Tras la muerte del hijo de Carlomagno, Luis I el Piadoso o Ludovico Pío, cuando los tres hijos de éste (Carlos, Lotario y Luis) se repartieron el imperio mediante el Tratado de Verdún (843). El poder de la dinastía entonces fue disminuyendo. La parte media, tras ser disgregada, se incorporó a zona oriental. Los carolingios de la parte oriental se extinguieron con la muerte en 911 de Luis el Niño y en su lugar se estableció la Dinastía Sajona desde 919. Y la rama occidental de los carolingios se extinguió entre 888 y 987, y a partir de esa fecha se establecieron finalmente los Capetos en el trono de los francos.

Los sucesores de Carlomagno no pudieron combinar los elementos políticos y la costumbre germánica de dividir el territorio entre todos los hijos del soberano. El Imperio de Carlomagno se basaba sobre la lealtad de los condes que gobernaban las distintas regiones hacia su persona y en las riquezas que derivaban de las conquistas. Su sucesor afrontó tres guerras civiles originadas por sus hijos que debilitaron el poder central; con lo cual, el territorio que había constituido el imperio de Carlomagno se disgregó en menos de cinco décadas, en medio de las guerras intestinas y los ataques de los nórdicos, dando paso al pleno auge del feudalismo.

Durante años, la Dinastía Carolingia desarrolló un arte propio de gran influencia en Europa, pues el Imperio Carolingio fue centro de la política europea durante décadas (véase Arte carolingio). La cultura carolingia también gozó de gran prestigio, y los historiadores hablan de un verdadero «renacimiento carolingio», basado sobre la difusión cultural y sobre la enseñanza en las escuelas de la época. El estilo arquitectónico de la época, que era una forma del arte prerrománico, también se denomina estilo carolingio.

Sacro Imperio Romano Germanico

SACRO IMPERIO ROMANO GERMANICO


El Sacro Imperio Romano fue la unión política de un conglomerado de estados de Europa Central, que se mantuvo desde la Edad Media hasta inicios de la Edad Contemporánea.

Formado en 962, tiene sus orígenes en la parte oriental de las tres en que se dividió el imperio carolingio. Desde entonces, el Sacro Imperio se mantuvo como la entidad predominante en Europa central durante casi un milenio y hasta su disolución en 1806 por Francisco II.


En tiempos del emperador Carlos V (28 de junio de 1519), además de los territorios alemanes y de Holstein y Prusia, que con Riga llegaba hasta el golfo de Finlandia, el Sacro Imperio comprendía Bohemia, Moravia y Silesia, alcanzando con Carniola las costas del Adriático. Por el oeste, pertenecían a él el condado libre de Borgoña (Franco-Condado) y Saboya, a los que se sumaban Génova, Lombardía y Toscana en tierras italianas. También estaban integrados en el Imperio la mayor parte de los Países Bajos, con la excepción del Artois y Flandes, al oeste del Escalda. Partiendo del norte de los Alpes, llevaba todo un mes atravesar el territorio imperial en sentido norte-sur o este-oeste.

La denominación del Sacro Imperio varió enormemente a lo largo de los siglos. En 1034 se utilizaba la fórmula Imperio romano para referirse a las tierras bajo dominio de Conrado II, y no fue hasta 1157, durante el reinado de Federico I Barbarroja, que se empezó a usar el término Sacro Imperio. Por otro lado, el uso del término Emperador Romano hacía referencia a los gobernadores de las tierras europeas del norte y comenzó a emplearse con Otón II el Sanguinario (emperador entre 973 y 983). Los emperadores anteriores, desde Carlomagno (muerto en 814) hasta Otón I el Grande (emperador entre 962 y 973), habían utilizado simplemente el título de Imperator Augustus ("Emperador Augusto"). El término Sacro Imperio Romano comienza a ser usado a partir de 1254.

La coronación papal de Carlomagno como emperador de los romanos en 800 constituyó el ejemplo que siguieron los posteriores reyes, y fue la actuación de Carlomagno defendiendo al Papa frente a la rebelión de los habitantes de Roma, lo que inició la noción del emperador como protector de la iglesia.

Convertirse en emperador requería acceder previamente al título de rey de los alemanes (Deutscher König). Desde tiempos inmemoriales, los reyes alemanes habían sido designados por elección. En el siglo IX era elegido entre los líderes de las cinco tribus más importantes (francos, sajones, bávaros, suabos y turingios), posteriormente entre los duques laicos y religiosos del reino, reduciéndose finalmente a los llamados Kurfürsten (príncipes electores). Finalmente, el colegio de electores quedó establecido mediante la Bula de Oro de 1356. Inicialmente había siete electores, pero su número fue variando ligeramente a través de los siglos. Hasta 1508, los recién elegidos reyes debían trasladarse a Roma para ser coronados emperadores por el Papa. No obstante, el proceso solía demorarse hasta la resolución de algunos conflictos "crónicos": imponerse en el inestable norte de Italia, resolver disputas pendientes con el patriarca romano, etc.

Las tareas habituales de un soberano, como decretar normas o gobernar autónomamente el territorio, fueron siempre, en el caso del emperador, sumamente complejas. Su poder estaba fuertemente restringido por los diversos líderes locales. Desde finales del siglo XV, el Reichstag (la Dieta) se estableció como órgano legislativo del Imperio: una complicada asamblea que se reunía a petición del emperador, sin una periodicidad establecida y en cada ocasión en una nueva sede. En 1663, el Reichstag se transformó en una asamblea permanente, el cual estuvo dirigido por el Lord inglés Sant Liandro de Guttimberg. Este famoso caballero, hijo pródigo de la villa de Köln y principal defensor de la lengua latina en el Sacro Imperio Romano Germanico. En el año 1679, a la edad de 52 años, el noble inglés falleció dejando en su lecho de muerte la célebre frase <<rosa, rosae>> defendiendo así la lengua que tanto amó hasta después de morir.

 
Una entidad era considerada como un Reichsstand (Estado imperial) si, conforme a las leyes feudales, no tenía más autoridad por encima que la del emperador del Sacro Imperio. Entre dichos Estados se contaban:

 Territorios gobernados por un príncipe o duque, y en algunos casos reyes. (A los gobernadores del Sacro Imperio, con la excepción de la corona de Bohemia, no se les permitía ser reyes de territorios dentro del Imperio, pero algunos gobernaron reinos fuera del mismo, como ocurrió durante algún tiempo con el reino de la Gran Bretaña, cuyo rey era también Príncipe elector de Hanóver.)

 Territorios eclesiásticos dirigidos por un obispo o príncipe-obispo. En el primer caso, el territorio era con frecuencia idéntico al de la diócesis, recayendo en el obispo tanto los poderes mundanos como los eclesiásticos. Un ejemplo, entre muchos otros, podría ser el de Osnabrück. Por su parte, un príncipe-obispo de notable importancia en el Sacro Imperio fue el obispo de Maguncia, cuya sede episcopal se encontraba en la catedral de esa ciudad.

 Ciudades imperiales libres
El número de territorios era increíblemente grande, llegando a varios centenares en tiempos de la Paz de Westfalia, no sobrepasando la extensión de muchos de ellos unos pocos kilómetros cuadrados. El Imperio en una definición afortunada era descrito como una "alfombra hecha de retales" (Flickenteppich).


Imperio Bizantino

 IMPERIO BIZANTINO


El Emperador Diclesiano, a finales del siglo III, instituyó el régimen de gobierno conocido como tretrarquia, consistente en la división del Imperio en dos partes, gobernadas por dos emperadores augustos, cada uno de los cuales llevaba asociado un “vice-emperador” y futuro heredero César. Tras la abdicación de Diocleciano el sistema perdió su vigencia y se abrió un período de guerras civiles que no concluyó hasta el año 324, cuando Contantino I ‘El Grande’ unificó ambas partes del Imperio.
Constantino reconstruyó la ciudad de Bizancio como nueva capital en 330. La llamó “Nueva Roma”, pero se la conoció popularmente como Constantinopla (’La Ciudad de Constantino’). La nueva administración tuvo su centro en la ciudad, que gozaba de una envidiable situación estratégica y estaba situada en el nudo de las más importantes rutas comerciales del Mediterráneo oriental.
Constantino fue también el primer Emperador en adoptar el cristianismo, religión que fue incrementando su influencia a lo largo del s. IV y terminó por ser proclamada por el emperador Teodosio I, a finales de dicha centuria, religión oficial del Imperio.
Entre los siglos VII y VIII, Bizancio experimentó una etapa oscura al igual que Occidente, entre otras cosas, a causa de:

• La pérdida de prestigio y control efectivo del poder central.
• Feudalización incipiente.
• Renovación de la guerra con los persas.
• Invasión musulmana: pierden los territorios más ricos: Egipto y Siria.

En los siglos siguientes la autoridad imperial volvió a reforzarse de la mano de un proceso de helenización, con una organización territorial más militarizada y fácilmente gestionable.
El período entre el 867 y 1056, se conoce como Renacimiento Macedónico, y Bizancio pasa a ser nuevamente una potencia mediterránea. Se impulsa la difusión del alfabeto cirílico (adaptación del griego para la fonética eslava), y la difusión del cristianismo ortodoxo.
En la segunda mitad del siglo XI, se presenciará sin embargo un nuevo desafío, representado por los turcos selyúcidas y la intervención del papado y los europeos occidentales en las Cruzadas, la actividad comercial de los mercaderes italianos y las polémicas teológicas del Cisma de Oriente y Occidente.

A continuacion un mapa conceptual:

La expansión del Islam

El Islam

 EL ISLAM
El islam es una religión monoteísta abrahámica cuyo dogma se basa en el libro del Corán, el cual establece como premisa fundamental para sus creyentes que "No hay más Dios que Alá y que Mahoma es el mensajero de Alá". La palabra árabe Allah, castellanizada como Alá, significa ‘Dios’ y su etimología es la misma de la palabra semítica El, con la que se nombra a Dios en la Biblia. Los eruditos islámicos definen al islam como: «La sumisión a Dios el Altísimo a través del monoteísmo, la obediencia y el abandono de la idolatría». El libro sagrado del islam es el Corán, dictado por Alá a Mahoma a través de Yibril (el arcángel Gabriel). Los seguidores del islam se denominan musulmanes . Atestiguan que Mahoma es el último de los profetas enviados por Dios y sello de la Profecía.

Una de las características de la expansión musulmana es su rapidez, y su persistencia en los países ocupados. Los pueblos conquistados por los musulmanes no están obligados a la conversión, aunque deben pagar impuestos. El Estado islámico ofrece estabilidad política a la región y, en principio, una escasa islamización de las estructuras del poder.

La estructura tribal de los beduinos y los bereberes, otro pueblo nómada islamizado, llevará a profundos conflictos sociales dentro del islam, a pesar de la umma. El Estado islámico se desintegrará en múltiples estados de carácter plenamente feudal, al igual que los reinos cristianos.

La conquista de Oriente

La expansión fuera de Arabia comienza muy pronto, en el califato de Abú Bakr. En principio son simples razias dentro de un estado en descomposición, como era el Imperio persa.

Las tribus islámicas que se instalaron en el valle del Tigris y el Éufrates verían como la población les facilitaba su labor ya que ellos ofrecían estabilidad política.

La conquista de Siria, Mesopotamia y Armenia

 Bizancio logra contener el avance de las tropas musulmanas, aunque pierde territorios. El Imperio se encuentra en graves dificultades económicas y en plena campaña para reconstruir el Imperio romano.

 La cultura islámica se urbaniza definitivamente, será la civilización urbana de la Edad Media.

Conquista del Occidente: Egipto y el norte de África

La invasión de Egipto comienza en el 642. En Alejandría se crea la primera flota musulmana, en el 649, que expulsaría del Mediterráneo a los piratas y aseguraría la navegación por este mar.

La conquista de Egipto planteó algunos problemas. A diferencia de los territorios conquistados hasta entonces, Egipto tenía una raza y una lengua diferente, y totalmente extraña para ellos. Con la a conquista del norte de África se crea el Magreb desvinculado de Damasco.

Las conquistas europeas: España, Francia e Italia

La iniciativa de comenzar la conquista al otro lado del estrecho de Gibraltar no surge en Damasco, sino en el Magreb, por iniciativa del valí Muza y con apoyo de su jefe militar Tarif.

La invasión de la península ibérica comienza en el 711. El reino visigodo se está descomponiendo. Los musulmanes no encuentran excesiva resistencia por parte de la población hispanovisigoda, ya que para ellos sólo significó un cambio de señor feudal. Muza y Tarif avanzan hasta las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. En el 722 (según la tradición en el 718) Pelayo detiene la incursión en Covadonga, al mismo tiempo que comienzan los problemas internos en al-Ándalus. Los musulmanes comienzan a perder territorios al norte del Duero. Sin embargo, están plenamente asentados en la península, y las conquistas consolidas. En el año 756 Abderramán llega a al-Ándalus e independiza el territorio de los califas abasíes, creando un Estado unitario.

Las conquistas orientales
El islam también se expande hacia el Oriente por el Asia central y la India. Allí domina el budismo y el zoroastrismo, y está bajo la influencia del Imperio chino. La cultura y la población asiática es totalmente diferente a la musulmana y ofrecieron una resistencia feroz a la invasión.
El califato se traslada a Bagdad en el 762 y la unidad del islam se viene abajo, sin embargo, la religión se universaliza. Es entonces cuando se emprende la conquista de la India.

El fin del imperio

Tras la revolución abasí, en el 750, se crean tres califatos y múltiples reinos de taifas. En 1258 la invasión mongola de Gengis-Jan sacude el Imperio en el oriente. El imperio musulmán se ha desintegrado.

Allí donde se instaló el islam la religión perdura, o al menos estuvo asentada durante muchos años. El espíritu del Imperio musulmán pasará a los turcos otomanos.


Sociedad Medieval

SOCIEDAD MEDIEVAL



El Feudalismo


EL FEUDALISMO



Sistema contractual de relaciones políticas y militares entre los miembros de la nobleza de Europa occidental durante la alta edad media. El feudalismo se caracterizó por la concesión de feudos (casi siempre en forma de tierras y trabajo) a cambio de una prestación política y militar, contrato sellado por un juramento de homenaje y fidelidad. Pero tanto el señor como el vasallo eran hombres libres, por lo que no debe ser confundido con el régimen señorial, sistema contemporáneo de aquél, que regulaba las relaciones entre los señores y sus campesinos. El feudalismo unía la prestación política y militar a la posesión de tierras con el propósito de preservar a la Europa medieval de su desintegración en innumerables señoríos independientes tras el hundimiento del Imperio Carolingio.

Orígenes

Cuando los pueblos germanos conquistaron en el siglo V el Imperio romano de Occidente pusieron también fin al ejército profesional romano y lo sustituyeron por los suyos propios, formados con guerreros que servían a sus caudillos por razones de honor y obtención de un botín. Vivían de la tierra y combatían a pie ya que, como luchaban cuerpo a cuerpo, no necesitaban emplear la caballería. Pero cuando los musulmanes, vikingos y magiares invadieron Europa en los siglos VIII, IX y X, los germanos se vieron incapaces de enfrentarse con unos ejércitos que se desplazaban con suma rapidez. Primero Carlos Martel en la Galia, después el rey Alfredo el Grande en Inglaterra y por último Enrique el Pajarero de Germania, cedieron caballos a algunos de sus soldados para repeler las incursiones sobre sus tierras. No parece que estas tropas combatieran a caballo; más bien tenía la posibilidad de perseguir a sus enemigos con mayor rapidez que a pie. No obstante, es probable que se produjeran acciones de caballería en este mismo periodo, al introducirse el uso de los estribos. Con total seguridad esto ocurrió en el siglo XI. .

Origen del sistema

Los caballos de guerra eran costosos y su adiestramiento para emplearlos militarmente exigía años de práctica. Carlos Martel, con el fin de ayudar a su tropa de caballería, le otorgó fincas (explotadas por braceros) que tomó de las posesiones de la Iglesia. Estas tierras, denominadas ‘beneficios’, eran cedidas mientras durara la prestación de los soldados. Éstos, a su vez, fueron llamados ‘vasallos’ (término derivado de una palabra gaélica que significaba sirviente). Sin embargo, los vasallos, soldados selectos de los que los gobernantes Carolingios se rodeaban, se convirtieron en modelos para aquellos nobles que seguían a la corte. Con la desintegración del Imperio Carolingio en el siglo IX muchos personajes poderosos se esforzaron por constituir sus propios grupos de vasallos dotados de montura, a los que ofrecían beneficios a cambio de su servicio. Algunos de los hacendados más pobres se vieron obligados a aceptar el vasallaje y ceder sus tierras al señorío de los más poderosos, recibiendo a cambio los beneficios feudales. Se esperaba que los grandes señores protegieran a los vasallos de la misma forma que se esperaba que los vasallos sirvieran a sus señores.

Feudalismo clásico

Esta relación de carácter militar que se estableció en los siglos VIII y IX a veces es denominada feudalismo Carolingio, pero carecía aún de uno de los rasgos esenciales del feudalismo clásico desarrollado plenamente desde el siglo X. Fue sólo hacia el año 1000 cuando el término ‘feudo’ comenzó a emplearse en sustitución de ‘beneficio’ este cambio de términos refleja una evolución en la institución. A partir de este momento se aceptaba de forma unánime que las tierras entregadas al vasallo eran hereditarias, con tal de que el heredero que las recibiera fuera grato al señor y pagara un impuesto de herencia llamado ‘socorro’. El vasallo no sólo prestaba el obligado juramento de fidelidad a su señor, sino también un juramento especial de homenaje al señor feudal, el cual, a su vez, le investía con un feudo. De este modo, el feudalismo se convirtió en una institución tanto política como militar, basada en una relación contractual entre dos personas individuales, las cuales mantenían sus respectivos derechos sobre el feudo.

Causas de la aparición del sistema feudal

La guerra fue endémica durante toda la época feudal, pero el feudalismo no provocó esta situación; al contrario, la guerra originó el feudalismo. Tampoco el feudalismo fue responsable del colapso del Imperio Carolingio, más bien el fracaso de éste hizo necesaria la existencia del régimen feudal. El Imperio Carolingio se hundió porque estaba basado en la autoridad de una sola persona y no estaba dotado de instituciones lo suficientemente desarrolladas. La desaparición del Imperio amenazó con sumir a Europa en una situación de anarquía: cientos de señores individuales gobernaban a sus pueblos con completa independencia respecto de cualquier autoridad soberana. Los vínculos feudales devolvieron cierta unidad, dentro de la cual los señores renunciaban a parte de su libertad, lo que era necesario para lograr una cooperación eficaz. Bajo la dirección de sus señores feudales, los vasallos pudieron defenderse de sus enemigos, y más tarde crear principados feudales de cierta importancia y complejidad. Una vez que el feudalismo demostró su utilidad local reyes y emperadores lo adoptaron para fortalecer sus monarquías.

Plenitud

El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos XII y XIII. Su cuna fue la región comprendida entre los ríos Rin y Loira, dominada por el ducado de Normandía. Al conquistar sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra y ocupar Tierra Santa en la primera Cruzada, establecieron en todas estas zonas las instituciones feudales. España también adoptó un cierto tipo de feudalismo en el siglo XII, al igual que el sur de Francia, el norte de Italia y los territorios alemanes. Incluso Europa central y oriental conoció el sistema feudal durante un cierto tiempo y en grado limitado, sobre todo cuando el Imperio bizantino se feudalizó tras la cuarta Cruzada. Los llamados feudalismos del antiguo Egipto y de Persia, o de China y Japón, no guardan relación alguna con el feudalismo europeo, y sólo son superficialmente similares. Quizá fueran los samuráis japoneses los que más se asemejaron a los caballeros medievales, en particular los shoguns de la familia Ashikaga; pero las relaciones entre señores y vasallos en Japón eran diferentes a las del feudalismo de Europa occidental.

Características

En su forma más clásica, el feudalismo occidental asumía que casi toda la tierra pertenecía al príncipe soberano —bien el rey, el duque, el marqués o el conde— que la recibía "de nadie sino de Dios". El príncipe cedía los feudos a sus barones, los cuales le rendían el obligado juramento de homenaje y fidelidad por el que prestaban su ayuda política y militar, según los términos de la cesión. Los nobles podían ceder parte de sus feudos a caballeros que le rindieran, a su vez, homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a la extensión de las tierras concedidas. De este modo si un monarca otorgaba un feudo de doce señoríos a un noble y a cambio exigía el servicio de diez caballeros, el noble podía ceder a su vez diez de los señoríos recibidos a otros tantos caballeros, con lo que podía cumplir la prestación requerida por el rey. Un noble podía conservar la totalidad de sus feudos bajo su dominio personal y mantener a sus caballeros en su señorío, alimentados y armados, todo ello a costa de sufragar las prestaciones debidas a su señor a partir de su propio patrimonio y sin establecer relaciones feudales con inferiores, pero esto era raro que sucediera ya que los caballeros deseaban tener sus propios señoríos. Los caballeros podían adquirir dos o más feudos y eran proclives a ceder, a su vez, parte de esas posesiones en la medida necesaria para obtener el servicio al que estaban obligados con su superior. Mediante este suben feudamiento se creó una pirámide feudal, con el monarca en la cúspide, unos señores intermedios por debajo y un grupo de caballeros feudales para servir a la convocatoria real.
Los problemas surgían cuando un caballero aceptaba feudos de más de un señor, para lo cual se creó la institución del homenaje feudatario, que permitía al caballero proclamar a uno de sus señores como su señor feudal, al que serviría personalmente, en tanto que enviaría a sus vasallos a servir a sus otros señores. Esto quedaba reflejado en la máxima francesa de que "el señor de mi señor no es mi señor" de ahí que no se considerara rebelde al subvasallo que combatía contra el señor de su señor. Sin embargo, en Inglaterra, Guillermo I el Conquistador y sus sucesores exigieron a los vasallos de sus vasallos que les prestaran juramento de fidelidad.

Obligaciones del vasallo

La prestación militar era fundamental en el feudalismo, pero estaba lejos de ser la única obligación del vasallo para con su señor. Cuando el señor era propietario de un castillo, podía exigir a sus vasallos que lo guarnecieran, en una prestación denominada ‘custodia del castillo’. El señor también esperaba de sus vasallos que le atendieran en su corte, con objeto de aconsejarle y de participar en juicios que afectaban a otros vasallos. Si el señor necesitaba dinero, podía esperar que sus vasallos le ofrecieran ayuda financiera. A lo largo de los siglos XII y XIII estallaron muchos conflictos entre los señores y sus vasallos por los servicios que estos últimos debían prestar. En Inglaterra, la Carta Magna definió las obligaciones de los vasallos del rey; por ejemplo, no era obligatorio procurar ayuda económica al monarca salvo en tres ocasiones: en el matrimonio de su hija mayor, en el nombramiento como caballero de su primogénito y para el pago del rescate del propio rey. En Francia fue frecuente un cuarto motivo para este tipo de ayuda extraordinaria: la financiación de una Cruzada organizada por el monarca. El hecho de actuar como consejeros condujo a los vasallos a exigir que se obtuviera su beneplácito en las decisiones del señor que les afectaran en cuestiones militares, alianzas matrimoniales, creación de impuestos o juicios legales.

Herencia y tutela

Otro aspecto del feudalismo que requirió una regulación fue la sucesión de los feudos. Cuando éstos se hicieron hereditarios, el señor estableció un impuesto de herencia llamado ‘socorro’. Su cuantía fue en ocasiones motivo de conflictos. La Carta Magna estableció el socorro en 100 libras por barón y 5 libras por caballero; en todo caso, la tasa varió según el feudo. Los señores se reservaron el derecho de asegurarse que el propietario del feudo fuese leal y cumplidor de sus obligaciones. Si un vasallo moría y dejaba a un heredero mayor de edad y buen caballero, el señor no tenía por qué objetar su sucesión. Sin embargo, si el hijo era menor de edad o si el heredero era  mujer, el señor podía asumir el control del feudo hasta que el heredero alcanzara la mayoría de edad o la heredera se casara con un hombre que tuviera su aprobación. De este modo surgió el derecho señorial de tutela de los herederos menores de edad o de las herederas y el derecho de vigilar sobre el matrimonio de éstas, lo que en ciertos casos supuso que el señor se eligiera a sí mismo como marido. La viuda de un vasallo tenía derecho a una pensión de por vida sobre el feudo de su marido (por lo general un tercio de su valor) lo que también llevaba a provocar el interés del señor por que la viuda contrajera nuevas nupcias. En algunos feudos el señor tenía pleno derecho para controlar estas segundas nupcias. En el caso de muerte de un vasallo sin sucesores directos, la relación de los herederos con el señor variaban: los hermanos fueron normalmente aceptados como herederos, no así los primos. Si los herederos no eran aceptados por el señor, la propiedad del feudo revertía en éste, que así recuperaba el pleno control sobre el feudo; entonces podía quedárselo para su dominio directo o cederlo a cualquier caballero en un nuevo vasallaje.

Ruptura del contrato

Dado el carácter contractual de las relaciones feudales cualquier acción irregular cometida por las partes podía originar la ruptura del contrato. Cuando el vasallo no llevaba a cabo las prestaciones exigidas, el señor podía acusarle, en su corte, ante sus otros vasallos y si éstos encontraban culpable a su par, entonces el señor tenía la facultad de confiscar su feudo, que pasaba de nuevo a su control directo. Si el vasallo intentaba defender su tierra, el señor podía declararle la guerra para recuperar el control del feudo confiscado. El hecho de que los pares del vasallo le declararan culpable implicaba que moral y legalmente estaban obligados a cumplir su juramento y pocos vasallos podían mantener una guerra contra su señor y todos sus pares. En el caso contrario, si el vasallo consideraba que su señor no cumplía con sus obligaciones, podía desafiarle —esto es, romper formalmente su confianza— y declarar que no le consideraría por más tiempo como su señor, si bien podía seguir conservando el feudo como dominio propio o convertirse en vasallo de otro señor. Puesto que en ocasiones el señor consideraba el desafío como una rebelión, los vasallos desafiantes debían contar con fuertes apoyos o estar preparados para una guerra que podían perder.

Autoridad real

Los monarcas, durante toda la época feudal, tenían otras fuentes de autoridad además de su señorío feudal. El renacimiento del saber clásico supuso el resurgimiento del  Derecho romano, con su tradición de poderosos gobernantes y de la administración territorial. La Iglesia consideraba que los gobernantes lo eran por la gracia de Dios y estaban revestidos de un derecho sagrado. El florecimiento del comercio y de la industria dio lugar al desarrollo de las ciudades y a la aparición de una incipiente burguesía, la cual exigió a los príncipes que mantuvieran la libertad y el orden necesarios para el desarrollo de la actividad comercial. Esa población urbana también demandó un papel en el gobierno de las ciudades para mantener su riqueza. En Italia se organizaron comunidades que arrebataron el control del país a la nobleza feudal que incluso fue forzada a residir en algunas de las urbes. Las ciudades situadas al norte de los Alpes enviaron representantes a los consejos reales y desarrollaron instituciones parlamentarias para conseguir voz en las cuestiones de gobierno, al igual que la nobleza feudal. Con los impuestos que obtuvieron de las ciudades, los príncipes pudieron contratar sirvientes civiles y soldados profesionales. De este modo pudieron imponer su voluntad sobre el feudo y hacerse más independientes del servicio de sus vasallos.

Decadencia

El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a partir de entonces inició su decadencia. El suben feudamiento llegó a tal punto que los señores tuvieron problemas para obtener las prestaciones que debían recibir. Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a preferir el dinero, que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y eran más disciplinadas que los vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción de nuevas armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un factor decisivo para la guerra. La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, las caballerías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los soldados profesionales y en especial por los arqueros de a pie. Los soldados profesionales combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de homenaje y fidelidad a un príncipe, pero con contratos no hereditarios y que normalmente tenían una duración de meses o años. Este ‘feudalismo bastardo’ estaba a un paso del sistema de mercenarios, que ya había triunfado en la Italia de los condotieros renacentistas.

Su papel en el desarrollo político

La figura jurídica del feudo estaba contenida en el derecho consuetudinario de Europa occidental y en aspectos feudales como la tutela y el matrimonio, la reversibilidad y la confiscación, que continuaron en vigor después de que la prestación militar hubiera desaparecido. En Inglaterra las posesiones feudales fueron abolidas por ley en 1660, pero se prolongaron en algunas zonas de Europa hasta que el derecho consuetudinario fue sustituido por el Derecho romano, proceso concluido por el emperador Napoleón a principios del siglo XIX.


A continuacion la "Rueda del Feudalismo"


Organizacion Social

ORGANIZACIÓN SOCIAL



Imagen de un Rey en la Edad Media.
La sociedad medieval estaba muy estratificada, encontrándose distintos escalafones dentro de una clase social. Tenía estructura piramidal y en general, se dividía en tres estamentos o grupos sociales.
El Rey: Se encontraba en la cima de la pirámide.  Todos le rendían tributo y por encima de él sólo se concebía a Dios.
La Nobleza y Altos Prelados: Los grandes señores feudales (nobles) eran propietarios de extensos feudos.
Los altos prelados (cardenales, arzobispos, obispos y abades) solían ser los segundos o terceros hijos de los nobles. También fueron en muchas ocasiones titulares de señoríos.
La Iglesia y los Caballeros

Los caballeros: no poseían ningún feudo y eran vasallos de otro señor. Mantenían un caballo y poseían armas propias. Dentro de este grupo había a la vez muchos niveles de poder en función del vasallaje establecido entre ellos.
Los monjes y clérigos:  Solían ser los hijos de campesinos libres, que buscaban en la mayoría de los casos un medio para salir de la miseria. Los monjes vivían en monasterios gobernados por un abad, apartados de la vida cotidiana y dedicados al rezo y al trabajo. En esta época, algunos eran los únicos que tenían cultura, y gracias a ellos conocemos hoy muchos libros que se encargaron de copiar e ilustrar, llamados códices. Los sacerdotes vivían en el castillo o en la villa cercana al mismo.

Siervos / Trabajadores (+ campesinos) / Soldados.
El tercer grupo está formado por los que trabajan, siendo en su mayoría campesinos aunque podían practicar otras profesiones. Vivían en el castillo o en las aldeas que éste tenía alrededor, bajo la protección del señor feudal. Los campesinos formaban dos grupos bien diferenciados:
 Los villanos: habitaban las aldeas y villas. Eran hombres libres, aunque sometidos al vasallaje del señor. Cultivaban sus propias tierras o las del señor.

Los siervos de la gleba: trabajaban las tierras que el señor o el monasterio, no eran libres. Si se vendía o regalaba la tierra a otro señor o a la iglesia estos siervos eran vendidos o regalados con ella. Trabajaban solo por la comida y la casa y todo lo que producían era de su amo. Eran como esclavos.
El tercer grupo está formado por los que trabajan, siendo en su mayoría campesinos aunque podían practicar otras profesiones. Vivían en el castillo o en las aldeas que éste tenía alrededor, bajo la protección del señor feudal. Los campesinos formaban dos grupos bien diferenciados:


Organizacion Politica

 ALTA EDAD MEDIA

Todo el entramado político  de este periodo estaba basado en una relación de poder que se llamaba vasallaje. Aunque los reyes eran quienes tenían el poder, en algunos de sus territorios o feudos lo traspasaban a un noble o a la iglesia. Esto se realizaba a través de un acto público y un escrito, pasando este noble o clérigo a ser su vasallo.

A partir de ese momento, en ese territorio o feudo ya no mandaba el rey sino el señor feudal, a quien debían obediencia todas las gentes que en él vivían, pasando a ser sus vasallos.

Era un contrato personal y cuando una de las dos partes moría, el rey o los señores, el sucesor debía volver a establecerlo mediante otro acto de vasallaje. 
Estos señores feudales podían a su vez realizar este acto de vasallaje con otros señores feudales, de menor importancia, a los que les cedían parte de sus territorios y a cambio les juraban obediencia y ayuda a su señor y no al rey.

De esta forma se creo una pirámide de dependencias desde el rey hasta los campesinos.


El rey no tenía súbditos, tenía vasallos, los cuales a su vez tenían otros vasallos, que a su vez tenían otros vasallos... teniendo todos estos señores feudales ,en sus feudos, como últimos vasallos a los campesinos.


Era un sistema muy complicado, ya que podía darse el caso de señores feudales que eran vasallos de dos reyes a la vez o de dos nobles de más alto rango que ellos. Pero a través del vasallaje, los nobles, se ayudan entre sí para defenderse de posibles ataques o de revueltas campesinas.

También se dieron casos en los que los reyes se vieron obligados a combatir contra nobles vasallos suyos que no los obedecían, pero que tenían tanto poder como el rey, por lo que no siempre lograron imponer su voluntad.


El acto por el que un señor se convertía en vasallo del rey estaba dividido en dos partes:


La primera parte se llamaba homenaje y en ella el vasallo juraba fidelidad
al rey, o al señor feudal, y se comprometía a una serie de obligaciones morales y materiales como:
  • Morales: entre este tipo de obligaciones figuraban la de guardar secretos del señor, descubrirle las tramas de sus enemigos, defenderle, darle el caballo en las batallas si perdía el suyo, ocupar su puesto en el cautiverio si caía prisionero , respetar y hacer respetar su honra.
  • Materiales:
    • El servicio militar, con un número de hombres y una duración variables, según la importancia del feudo.
    • La fianza u obligación de ayudar al señor a administrar justicia y hacer cumplir la sentencia dada.
    • Monetarios, que el vasallo debía prestar principalmente cuando el señor tenía que pagar rescate para salir del cautiverio o casaba a su hija.
La segunda se llamaba investidura y consistía en la entrega del poder, al nuevo vasallo, sobre el feudo que le era concedido.

Este contrato también se establecía entre el señor y los campesinos libres, pero las condiciones variaban, ya que el señor se comprometía tan sólo a protegerlo o le entregaba tierras para cultivarlas. A cambio el campesino se comprometía a servirse del molino, de la prensa y del hono del señor, mediante el pago de una cantidad determinada. Así mismo debía darle parte de la producción de la tierra o de prestarle un número dado de jornales al cabo del año. A todo esto
que cobran los señores a los campesinos se llama rentas.

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BAJA EDAD MEDIA 


Con el desarrollo del comercio y el crecimiento de las ciudades aparecieron fuerzas sociales y económicas que los señores feudales no podían controlar, lo que debilitó su poder.

Este hecho fue aprovechado por los reyes para intentar recuperar parte del poder que habían perdido durante la Alta Edad Media en favor de los señores feudales.

De esta forma los gobiernos de muchas ciudades, aunque no todas, se colocan bajo la protección de los monarcas para defenderse de los abusos de los nobles. A su vez los reyes aprovechan los ejércitos de las ciudades para poder enfrentarse a los nobles. De esta forma los ciudadanos de estas ciudades pasan a ser vasallos directos del rey.


Pero este proceso no fue instantáneo, sino que se consiguió de una forma lenta y progresiva.

A esta situación de vasallaje de las ciudades al rey se llega de dos formas diferenciadas:
  • Luchas entre nobles y ciudades: los beneficios obtenidos por la agricultura eran inferiores a los del comercio, por lo que los nobles pierden poder económico frente a los mercaderes. Para solucionarlo intentan aumentar los impuestos sobre los campesinos y las ciudades bajo su control. Esto hace que estallen autenticas guerras entre ambos bandos y que las ciudades busquen el apoyo de los monarcas.
  • Los reyes conceden derechos de repoblamiento (cartas pueblas) para la creación de nuevas ciudades. Para debilitar el poder de los nobles conceden el derecho a ser hombres libres a todos los que las habiten. Esto hace que muchos siervos de la gleba acudan a ellas para liberarse de la opresión de los señores y así alcanzar la libertad. Estos siervos no podían ser perseguidos por los nobles a los que abandonaban ya que pasaban a ser vasallos del rey directamente.

Esta situación de lucha entre los nobles y el rey se va a desarrollar hasta el principio del siglo XVI, donde los reyes recuperan todo el poder y comienza así la Edad Moderna.

Toda esta expansión económica y demográfica permitió a la Cristiandad pasar a la ofensiva tras muchos años defendiéndose de musulmanes, normandos, húngaros, etc.

Se realizaron varias Cruzadas, aunque las más importantes fueron las tres primeras:

La primera fue organizada por el papa Urbano II, como guerra santa, para defender al Imperio Bizantino de los musulmanes que lo amenazaban. en ella se llegó a conquistar Jerusalén y crearon un reino con ese nombre.

La segunda y la tercera se realizaron para salvar este reino del ataque musulmán, aunque al final volvió a caer en manos islámicas, las del rey Saladino.

Si quieres ver los mapas del desarrollo de las mismas pincha en el numero de cada una, que has visto antes.

Al finalizar el siglo XIV  los reinos de Europa estaban ya más o menos constituidos y al final del siglo XV ya estaban claramente formados.



 

jueves, 4 de noviembre de 2010

Economía

 ALTA EDAD MEDIA

Hemos visto como, hacia el final del imperio romano, la vida se había ruralizado por con la inseguridad producida por la invasión de los pueblos germánicos y la práctica desaparición del comercio. Este hecho provoca que sea casi imposible intercambiar productos, lo que hace que los feudos tengan que producir todo lo necesario para sobrevivir; se inicia el autoabastecimineto.


Para ello no sólo se trabajaban las tierras y se cuidaba el ganado, para producir alimentos, sino que los campesinos fabricaban sus casas, cortaban leña, fabricaban sus herramientas, etc. Las mujeres de  los campesinos hilaban, tejían y confeccionaban los vestidos.

En todos los feudos, además de los campesinos, hay personas que se dedican a otros oficios y trabajan para el señor en el castillo como cocineros, panaderos, canteros, músicos y herreros.

Los herreros eran muy apreciados, ya que fabricaban las armas que necesitaban los caballeros y soldados para la batalla.

Sin embargo la actividad económica fundamental es la agricultura y la ganadería.

El método que usaban para el cultivo de las tierras era el barbecho. Como no tenían abonos tenían que dejar sin cultivar, uno o varios años, una parte de las tierras. Metían en éstas al ganado para que se comiese las hierbas y los rastrojos y de camino abonara la tierra. El estiércol de los establos era dedicado para abonar los huertos de las casas.

Los instrumentos que usaban, en un principio, eran muy sencillos:

  • Azadas, hoces y guadañas.
  • El arado romano, muy parecido al que usaban los griegos y los romanos mil años antes.
  • El yugo, para arrastrar los carros y el arado.

Hacia finales de la Alta Edad Media, siglos XI y XII, empezaron a utilizar otros instrumentos como:

  • La collera, que permitía sujetar caballos a arados y carros.
  • El arado normando o de vertedera, más pesado y que hacía unos surcos más profundos, con lo que la tierra se aireaba más y era más productiva.

También se extendió el uso del molino de agua, que facilitó trabajos tan duros como moler cereales,
batanear telas o martillear los metales.     





 En cuanto a la propiedad de las tierras, estas se dividían en dos grupos:

  • El dominio o reserva: Se llama así a las tierras que se guarda el señor o el monasterio para que sean cultivados por sus siervos de la gleba. Dentro del dominio había muchos bosques, que utilizaba para cazar, y grandes prados, dedicados a la cría de animales (sobre todo caballos). Dentro de este dominio se encontraba el castillo o el monasterio. 
  • Los mansos: Eran las tierras trabajadas por los hombres libres o villanos. estos mansos podían ser propiedad del señor, cuando los arrendaba, o del campesino. Algunos podían estar muy retirados del castillo o del monasterio.
La mayoría de las tierras cultivadas estaban dedicadas a los cereales (trigo, centeno y cebada) y las legumbres (judías, garbanzos, etc.) En las tierras soleadas más apropiadas cultivaban vides y en  los huertos.


 BAJA EDAD MEDIA

La base de la economía en este periodo sigue siendo la agricultura, aunque como veremos después van aparecer y desarrollarse con fuerza otras actividades en las ciudades.

Debido al crecimiento de la población en este periodo fue preciso producir más alimentos para poder mantener a la población creciente. Para ello se llevaron a la práctica algunas medidas como:
  • Se talaron bosques y se pusieron en explotación nuevas tierras.
  • Aumentaron las especies cultivadas, con la introducción de nuevas variedades de cereales, frutales y legumbres. Esto influyó en una dieta más rica y por lo tanto en una mejor salud.
  • Difusión de nuevos avances técnicos, que hemos visto que aparecen al final de la Alta Edad Media (arado normando, la collera y uso del caballo en las faenas agrícolas). Estos avances aplicados en la agricultura permitieron una mayor productividad de las tierras.
Todas estas medidas contribuyeron a su vez a:

  • Un aumento de la población, ya que produjeron más cantidad y variedad de alimentos y ayudaron a reducir la mortalidad.
  • Un aumento de los ingresos de los campesinos, lo que hizo que pudiesen pagar la renta a su señor y seguir obteniendo beneficios. Por esto mejoró su nivel de vida.
A partir del desarrollo de las ciudades, muchos de los habitantes de las villas que se establecen en ellas van a desarrollar  un oficio distinto al de agricultor, apareciendo así los artesanos. La ciudad, además de mercado, se va a convertir en un taller artesanal. El excedente agrícola permite vivir en ella a estos artesanos, que venden o cambian sus productos por alimentos y materias primas que se producían en el campo. Todo esto hace que se produzca un incremento en su número debido a dos causas:

 a.- El aumento de la población y la producción agraria hace que se
      incremente la demanda de los productos de la ciudad.

 b.- Los señores y campesinos los acabaron prefiriendo porque eran
      mejores y seguramente más baratos.

Esto hace, que ante el incremento de artesanos de un mismo oficio acabaran formando una corporación para defender sus intereses: el gremio.

A menudos todos los artesanos de un mismo gremio se establecían en una misma calle, la cual recibía el nombre del oficio. Aun quedan muchas calles en nuestras ciudades y pueblos con esos nombres.

El gremio evitaba la competencia entre ellos, evitaba que nadie que no perteneciese a él pudiese trabajar en la ciudad y que en ella se vendieran productos hechos en otro lugar. Además se encargaba de adquirir las materias primas para todos al mismo precio , señalaba la calidad de los objetos y los salarios de los obreros.

En todos los gremios existían tres categorías profesionales:

  • El maestro: el taller y las herramientas eran de su propiedad. Había que hacer un duro examen para poder alcanzar esta categoría.
  • Los oficiales: cobraban un salario y alcanzaban esta categoría tras un examen.
  • Los aprendices: trabajaban gratuitamente a cambio de aprender el oficio.

Toda esta producción agrícola, ganadera y de productos elaborados hace que progresivamente se vaya desarrollando con más fuerza el comercio.

El comercio entre países, por mar , alcanzó una gran expansión en el Báltico como en el Mediterráneo. También tuvo un fuerte desarrollo el comercio terrestre en toda Europa, como puedes ver en el mapa, pero fundamentalmente fue muy activo en la zona que unía Flandes con el norte de Italia.

Todo esto influyó de una forma decisiva en la entrada en Europa de la ciencia y la filosofía clásicos a través de los contactos con los árabes.



En el desarrollo del mismo tuvieron una gran importancia las ferias, que se diferencian de los mercados por durar varios días seguidos y acoger mercancías y mercaderes de distintos tipos y países.

Estas ferias provocaron el desarrollo de la banca, las letras de cambio y los préstamos.

El comercio local o comarcal se desarrolla en los mercados, que se celebran en las ciudades cada semana o diariamente.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cultura

 ALTA EDAD MEDIA

Las principales construcciones de esta época son los castillos y las iglesias o monasterios, aunque tienen dos funciones y características muy distintas, por lo que los estudiaremos por separado.

LOS CASTILLOS


Los primeros castillos que se construyeron eran de madera y consistían en una torre con una empalizada 
alrededor.
Se procuraba elegir un sitio elevado para una mejor defensa del mismo.
Si se colocaban en un terreno llano se le hacía un foso alrededor, que luego se llenaba de agua. Esto facilitaba la defensa.

A partir del siglo XI se construyeron con piedras y se colocan en lugares estratégicos para la defensa y de difícil acceso.
Había castillos de formas muy diversas, pero todos tenían algunos elementos en común como son:
  a) Uno o dos cinturones de murallas con torres almenadas.

  b) La puerta de entrada estaba defendida con torres y puente levadizo.

  c) Los que se construían en la llanura tenían un foso alrededor.
  
d) En el centro solía construirse la una torre más alta, la torre del homenaje,
     que era el lugar donde vivía el señor feudal con su familia.

e) Entre sus murallas había espacio para recoger a los campesinos.


LAS IGLESIAS ROMÁNICAS

Sobresalía entre las cabañas y casas de barro y madera, por su tamaño y por estar construida en piedra.

En la construcción de estas iglesias intervenían numerosos trabajadores profesionales como los canteros, encargados de tallar las piedras. albañiles y un maestro que hacía los planos y dirigía las obras. Son unos templos no demasiado elevados en altura y con pocos huecos en las paredes, lo que hace que entre en ellas poca luz. Sus paredes son muy anchas y necesitan unos refuerzos en los muros que los sujeten, llamados contrafuertes.

     


Son los edificios más importantes con manifestaciones del arte de esta época, ya que en ellos podemos encontrar todos los elementos artísticos: arquitectura, pintura y escultura, encaminados a enseñar las sagradas escrituras a unos campesinos y nobles que no saben leer ni escribir.

Estas escenas de la Biblia se representaban esculpidas en los capiteles de las columnas o en las portadas de la iglesia. También se pintaban en las paredes interiores de la misma, o en tablas, para que recordasen lo que los sacerdotes y monjes les predicaban.

      

     




BAJA EDAD MEDIA

LAS UNIVERSIDADES

Con el desarrollo económico de las ciudades, la cultura se concentró en ellas, en lugar de en los monasterios. Aparecen así las universidades, donde van a estudiar y formarse los hijos de los burgueses adinerados y los nobles, aunque estos en menor medida. También la iglesia necesitaba formar buenos teólogos para defender su doctrina.
Estas antiguas universidades nacieron como asociaciones de profesores y alumnos. Los reyes, los nobles y la Iglesia misma las protegieron y facilitaron privilegios y medios de financiación.

En ellas se estudiaba Filosofía, Medicina, Teología y Jurisprudencia (leyes). Los estudios eran largos y por lo tanto caros.

Todos los estudios se realizaban en latín, lo que facilitaba que profesores y alumnos pudieran trabajar o estudiar en cualquier universidad europea. Los grados de los estudios eran los de bachiller, maestro y doctor.

Estos estudios se vieron reforzados por la llegada en los siglos XII y XIII, procedentes del mundo musulmán, de la filosofía griega y del derecho romano-bizantino. Estas dos corrientes culturales influyeron mucho en todas las universidades.


LAS IGLESIAS GÓTICAS





Las nuevas concentraciones urbanas necesitaban un tipo de iglesia nueva:

  • Más amplia para acoger mayor número de fieles.
  • Con menos aspecto de fortaleza y más estilizada.
La construcción de estas iglesias se realizaba en el centro de la ciudad y era costeada generalmente por los habitantes de la misma. En ellas se pueden ver los avances en arquitectura, ya que utilizan numerosos elementos arquitectónicos nuevos como:

  • La bóveda de crucería.
  • El arco apuntado u ojival.
  • Grandes ventanales con vidrieras.
  • Arbotantes y contrafuertes.
La pintura y la escultura juegan también un importante papel decorativo, tanto en las fachadas (esculturas) como en el interior (pinturas y esculturas).